La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.
(Romanos 8:6)
Tener la mentalidad de Cristo es buscar estar en armonía con la Palabra de Dios, actuando y reflejando así el rostro de Cristo a través de nuestras actitudes. Mientras más lo buscamos, más nos acercamos a Dios y comenzamos a tener una mentalidad que prefiere lo que realmente importa.