El Señor es nuestra fortaleza

Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. (Salmo 18:2)

En su presencia encontramos esperanza y valentía para seguir adelante, incluso cuando el camino parece difícil.

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